Había una vez una niña preciosa llamada Maya. Maya tenía muchos sueños, se pasaba las horas en babia. Los de su alrededor siempre se reían de ella por patosa, por despistada, por empanada... Resulta que un día, Maya decidió empezar a hacer deporte. Empezó haciendo Judo... Todo iba bien, pronto empezó a competir... Pero un día, en una competición dislocó un hombro a un contrincante... Ella llorando decidió colgar el judoki y bajarse del tatami para probar algo totalmente diferente... Patinaje artístico sobre 4 ruedas.
Allí se sentía ella... podía volar, se sentía libre, podía bailar y volar a la vez... bello verdad?
Un día, fue a una pista de patinaje, del bario de La Soledad, en Palma de Mallorca. Pronto había una competición, y ella era de las que necesitaban entrenar en la pista unos días antes. Por las tardes le pedía a sus padres que la llevaran allí para jugar con los patines. Porque para ella aquello no era competir... Era ser...
Una tarde, papá libraba y le dijo adonde quería ir aquella tarde? Ella le dijo que a la pista de La Soledad.
Maya tenía un papá especial, con un trabajo especial e hizo super poderes y le puso la radio con un casete de aquellos antiguos que para ponerlos en marcha, si no se enchufaban a la corriente había que ponerle un cargamento militar de pilas de esas enormes... Maya se puso los patines y empezó a ser... tenía una manía y es que siempre que entraba en una pista tenía que recorrerla toda observando el suelo, quitar hasta la piedra más mínima... Aquel día no sería como los demás...
Maya, al son de la música que su padre le ponía, empezaba a ser... Maya volaba, era feliz de sentir el aire en su cara, cegada por la música. Con los ojos cerrados, Maya voló, alzó el vuelo de repente empezó a oír aplausos fruto de su imaginación (o eso creía) y siguió como si de la competición se tratara, en su cabeza sonaba una dulce melodía de piano, y se imaginaba estando en una gran pista de patinaje... Ella jugaba a ser, jugaba a volar, jugaba a darle melodía a su cuerpo, caricias al aire, caricias al alma... a su alma...
Cuando acabó de jugar, vio a papá hablando con unos señores, ella inocentemente fue corriendo para ver quienes eran. Se miraron dulcemente... Eran íntimos amigos de su profesora de patinaje, y como ella sabía de las costumbres de Maya, les pidió que fueran a verla... Maya tenía algo especial...
Al acercarse a papá maya vio que sus ojos brillaban, el la abrazó como nunca antes había hecho, y como desde entonces haría...
A Maya le propusieron ir a campeonatos, ir a un centro de alto rendimiento para entrenar y competir con los más grandes...
Maya, a su lado tenía a dos amigas... Las dos amigas dejaron de hablarle porque ellas querían, como Maya tener la opción de ser.
Pero Maya, ese mismo año cambiaba de ciudad y tenía que decidir si quedarse en Mallorca y dedicarse por completo a ser... o irse con sus padres a un pueblo de Menorca y ver quién sería desde entonces...
Maya tenía problemas de salud y tuvo que irse a vivir a Ciudadela...
Maya fue a su última competición... En un momento, una de las amigas que había dejado de hablarle cayó al suelo y la gente y niños y niñas de allí se reían por su sobrepeso... a Maya no le gustó como se sintió... Le dio la mano y repentinamente inventaron un baile, que, desmarcando por completo a la resta de compañeras, hacía que Piluca también brillara...
Al acabar esa parte de la competición, la profesora a gritos le dijo a Maya, que si una compañera caía se tenía que levantar sola, no podía dejar al resto del grupo desbancado... Qué pena... que se sintieran así... Como se sentiría Piluca? alguien más, aparte de Maya decidió darle la mano? Piluca era la desbancada... Piluca era especial pero todos, con sus risas y sus mofas hicieron que Piluca no brillara ese día...
Acaso no es de humanos caerse y volverse a levantar? Acaso no es de humanos dar la mano a quienes están en el suelo para ayudarles a caminar? A Maya aquello no le gustó... y se reveló...
En el siguiente pase Maya no hizo lo que había ensayado una y otra vez en los entrenamientos.
Se dejó llevar, cerró los ojos y bailó, bailó como el que baila un vals bajo la lluvia agarrado a su amada solo porque aquello no fuera lo común no significa que esté mal hecho.
Maya, ante la vista incrédula de su entrenadora, decidió caer, con los ojos clavados el los ojos de ella, se tiró al suelo y así como caía se levantaría, demostrando que caer no es de malos, que caer no es fatal para la vida pues ésta sigue.
Maya aquella noche consiguió el aplauso del público, su último aplauso, ella solo quería huir, no podía hacer mas que llorar, mientras, en medio de la pista se quitaba los patines, para no ponérselos nunca más... Maya aún sueña con poder patinar algún día... Maya sueña...
Maya en Menorca no se adaptó, allí tan solo encontró el bulling como compañero diario, alguna que otra paliza y una violación.
Maya siempre tenía problemas. No le iba bien en el instituto. Ella quería estudiar, pero sus compañeros le hacían las mil y una putadas.
A maya un día la esperaron en un callejón y le dieron una terrible paliza, acabando con collarín y cabestrillo, aparte de llevar el cuerpo lleno de moratones...
A Maya un día, alguien la agarró de los brazos, le taparon la boca, delante de toda una clase le levantaron la camiseta y el sostén y le retorcieron los pezones sin dar opción a grito. Maya se desmayó en el baño por el dolor... Maya nunca dijo nada, ni nadie le dio la mano como ella necesitaba que hicieran. Nadie quiso hablar con el director, ni tan siquiera el hijo de éste que estaba presente...
Al salir del instituto, Maya estuvo con un chico del que se enamoró... todo iba bien hasta que Maya empezó a llevar jerseys de cuello alto en pleno verano, manga larga para que algo se tapara... Maya había tenido sus primeras relaciones sexuales con él, y pensaba que todo lo que estaba viviendo era normal... A maya le ponían un cuchillo en el cuello, obligándola a ser penetrada mientras estaba tumbada sobre cucarachas. Ella, para que se le hiciera menos doloroso, se imaginaba que volaba como hacía cuando patinaba...
Día tras día, noche tras noche maya era forzada a tener relaciones sexuales no consentidas. Ella por temor a las amenazas no era capaz de decirle a su padre que su novio la estaba maltratando y mucho menos violando....
Maya seguía creando sueños, pensaba que era el único rincón del mundo en el que no se le podría hacer daño.
Pasados los años Maya sufría por todo lo vivido. Ya alejada de aquél terrible martirio, Maya conoció a un hermoso joven. Robusto, unos ojazos preciosos, pero Maya tenía terror por conocerlo... Maya estaba en pleno proceso de operaciones, ya llevaba unas cuantas. Ella quería sorprenderle cuando se pusieron a bailar no un vals, sino un reguetón lento, Maya iba muletas, pero sin dejar de mirarlo a los ojos y en silencio, sin él saberlo le pidió que por favor no fuera como los demás...
Maya se operó de nuevo, y se puso en contacto con J.J. pasaron noches hablando hasta que J.J le dijo de quedar... Ella temblorosa aceptó y comprobó que no todos los hombres son iguales, se casaron y tuvieron una hermosa hija fruto del amor y también gracias a una 4a fecundación in vitro.
Maya comprobó que algunos de sus sueños de pequeña se harían realidad y que para alzar el vuelo no hacía falta llevar unos patines puestos, aunque ella anhela poder ponerse unos de nuevo algún día... Algo imposible por los problemas de salud que Maya tiene...